Almaz

Mi abuelo se peinaba antes de ir a dormir. 

Lo recuerdo en el pueblo, en ese lavamanos extraño que hacia compañía a un espejo y a un toallero viejo. Ese conjunto lo teníamos en medio del comedor. De hecho, todavía sigue ahí.

Lo recuerdo ahí peinándose antes de bajar las escaleras que nos llevaban a la habitación. Siempre me hacia mucha gracia. Se ponía colonia antes de ponerse el pijama. Decía que así los angelitos le veían bien guapo. 

Él siempre madrugaba, se ponía su gorra verde de CajaRural y salía a la calle. La cruzaba, aun no estaba ni asfaltada, y llegaba a la cochera. Su taller particular, espacio que lentamente fue el taller mecánico de las motos de mi padre y mi lugar preferido de la casa del pueblo. Mi abuelo me hizo un espacio en su mesa de trabajo, para que enredara, como decía él. Tenia una balda con todos sus destornilladores y herramientas y más abajo, una más pequeña que construyó para que yo dejara los míos. Unos destornilladores, un martillo y unos alicates, todo en tamaño pequeño claro. 

Yo también madrugaba, y allí, hasta mi padre madrugaba. Tengo el recuerdo de levantarme y desayunar con ellos. Él un café con leche, mi padre su leche con Nesquiky yo un zumo. Cada uno una modalidad. Pero lo que sí nos comíamos los tres eran aquellas magdalenas alargadas. No se si sabéis cuales digo. Esas que vienen en paquetes de dos, como barquillos. Esas que tienen un poco de azúcar enganchado en la parte de arriba. Mi abuela las guardaba en uno de esos tappers enormes de tapa amarilla. Él las mojaba en el café y yo las untaba en Nutella. 

Cuando estaba a punto de beberse de trago el café con leche con sus tropezones de magdalena, sacaba otro tapper grande, de tapa amarilla. Ahí guardaba todas sus pastillas. Yo recuerdo mirar i alucinar. De todos los colores y tamaños, una en especial que aun recuerdo. Naranja y azul. 

Él siempre decía lo mismo, solo un par de magdalenas que las pastillas ya le alimentaban lo suficiente. Decía que era como aquellos astronautas que se alimentaban de pastillas, como si llevara años en una expedición en la estación espacial, vida de astronauta decía. 

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