Lo primero, lo más importante, no te rindas, jamás y bajo ningún concepto. Haz caso de los versos de Benedetti que tantas veces has leído y volverás a leer una y otra vez:
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Siempre he creído en los milagros aunque aún no sé si en Dios también, supongo que ya lo descubriré.
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